Adriana Trujillo

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Por Editor Mundo Empresarial

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03.07.2016

«Luchando por el futuro de la niñez»

Adriana Trujillo, es una ibaguereña que con gran sacrificio estudió  Mercadotecnia en la Universidad de Ibagué. Al terminar su carrera,  decide conformar una familia al tiempo que inicia su experiencia laboral en el Banco de Colombia; desde esa época, Adriana vio la oportunidad de ayudar a muchos niños que tenían recursos económicos muy limitados. 

Adriana decidió entonces, crear una agencia de viajes y simultáneamente una fundación de ayuda a la comunidad. Esta emprendedora mujer exalta aportes como el de la Secretaría Educación, de donde eventualmente le enviaban docentes de música y otras asignaturas, que hicieron la labor un poco más sencilla. El año pasado, el Ministerio de Cultura aprobó un proyecto educativo que presentó en conjunto con el Sena y el Club Rotaract entre otros, a nombre de la fundación Torrefuerte, fundación que creó. De esta forma, se llegó a varios barrios y se capacitaron niños en la creación de instrumentos musicales e interpretación de los mismos; finalmente, el año pasado se realizó el primer encuentro de comunas «Canta mi tierra», que fue el cierre de este proceso musical por el que pasaron los niños. 

Esta devoción al servicio de nuestra niñez, provocó la insistencia de personas allegadas a esta mujer tolimense para nominarla como candidata a recibir el galardón de Mujer Cafam.

¿De dónde nace la idea para su fundación?

“Cuando yo estaba en el colegio, tuve la oportunidad de presentar un ensayo llamado los niños de la calle; siempre tuve en mente que habían niños que no habían tenido las mismas garantías que yo tuve; de modo que cuando decidí iniciar mi labor filantrópica, nació la idea de crear la fundación. Sin embargo, siempre estaba el vacío de no saber por dónde comenzar; finalmente, un amigo me comentó que había un equipo en Bogotá que estaba realizando trabajos comunitarios con abuelitos y me ofrecía un subsidio, solo debía recoger  fotocopias de cédulas de los adultos mayores. Eventualmente me llaman de un barrio llamado Portal del Oasis a decirme que tienen las cédulas necesarias y decidí ir a conocer la invasión para contarles en qué consistía el proyecto; entonces allí vi una gran cantidad de niños y me llamó la atención, pues siempre he adorado el trabajo con los niños. Pasamos una carta solicitando apoyo a la Secretaría de Cultura, con el tiempo, empezamos con la práctica de futbol y otros deportes, el Sena nos enviaba un profesor para enseñarles manualidades a las mamás y otros proyectos auto sostenibles cómo granjas caseras. Con el apoyo del Ministerio Cultura logré llegar a más barrios como el Parque Galarza en iniciamos a trabajar con sectores donde hemos utilizado la música para ayudar a los niños”.

¿Qué le hace decidirse por esta problemática infantil en especial?

“Siempre he considerado que los niños son el futuro de nuestro país; nuestros futuros médicos, políticos, empresarios y demás, mejor dicho, en manos de ellos está nuestra situación política y económica. Si yo permito que un niño mal encaminado en el Parque Galarza siga por ese sendero, estoy permitiendo el día de mañana la formación de un delincuente. Estamos enseñándole a los niños valores, a leer, a escribir, a ser mejores personas; creo que si vencemos nuestros miedos y nos arriesgamos a ayudarlos a hacer algo con sus vidas, a pesar de los prejuicios de trabajar con personas de sectores vulnerables, podemos hacer una diferencia”. 

¿Qué opina de la situación actual de la niñez en el departamento?

“Considero que es una situación muy triste; estamos en pleno siglo XXI y jamás me imaginé que en este presente aún existiera  tanta cantidad de niños analfabetas en nuestra región. Tengo casos de niños de 16 años que no saben leer ni escribir; son niños cuyos padres obligan a trabajar porque es ‘más importante traer el sustento a la casa’, que formar una educación integral; son niños con un concepto errado de familia, maltratados, abandonados, sin supervisión o ayuda de sus padres, de modo que para ellos es complicado seguir adelante sin el acompañamiento adecuado”.

Háblenos un poco de su nominación al premio Mujer Cafam Tolima», ¿Cómo se da este reconocimiento?

“Me encontré con un amigo llamado Miguel Mahecha, él y yo coincidimos en un concurso social y al volvernos a encontrar, me comentó sobre el concurso de Mujer Cafam; pese a que yo no sabía nada sobre el concurso, él decidió postularme y a partir de ahí, me limité a seguir el proceso de entrevistas de la asociación. Finalmente, me llaman para decirme que voy a representar al departamento del Tolima a nivel nacional. El 9 de febrero tuvimos la oportunidad de estar las 22 candidatas que estamos en Mujer Cafam; fue una experiencia muy bonita el conocer a otras mujeres del país que realizan actividades maravillosas para mejorar la calidad de vida de otras personas”.

Como luchadora por los derechos de nuestra niñez, ¿Cuál es su opinión respecto a la oferta educativa para poblaciones vulnerables en el Tolima?

“Tengo un problema con algunos niños ya que los han sacado varias veces del colegio por problemas disciplinarios. El Presidente a menudo dice que ningún niño se va quedar sin estudio; que hay cupo para todos los niños, pero la verdad es que ninguno de los colegios quiere recibirlos. En el Parque Galarza tengo a varios niños que no quieren estudiar, otros se sienten demasiado mayores para estudiar y otros pequeños a los que no les quieren dar cupo en las escuelas; de modo que se han creado unos programas educativos que se llaman YEMPA; allí, al niño le van a enseñar como leer y escribir y los van a ayudar a nivelar la primaria y el bachillerato. Sin embargo no sido fácil pues el problema de nuestro país es principalmente educativo”. 

Describa su trabajo en una palabra.

“Amor; todo lo que yo hago, lo hago con amor. Si yo no me lleno de ese amor de Dios y me entregó a esta vocación de servicio sin esperar nada a cambio, esta labor no sería para nada fácil. Dios nos dio un libre albedrío, la voluntad es nuestra y lo único que puedo hacer es enseñarles a estos niños, dar el mensaje de cuál es el camino bueno y cuál es el malo y, que con el amor que uno les da en su corazón, ellos pueden tomar una buena decisión”.

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