«Lleva al escenario el talento de la comunidad sorda de Ibagué»
Andrés Camilo Vega Vásquez, nacido en Ibagué y egresado del Colegio Nacional de San Simón, es un joven estudiante que actualmente se encuentra en la fase final de su carrera de Comunicación Social y Periodismo en la Universidad del Tolima. Desde el colegio, Camilo se ha interesado por las artes escénicas y el teatro, pasión que exploró a fondo más adelante con su entrada a colaborar con la Corporación Pueblos, y la Corporación Artes Escénicas del Tolima.
¿De dónde nace la pasión por las artes escénicas?
“Desde el bachillerato me gustaba ir a exposiciones e involucrarme en la contemplación del arte; tiempo después, conozco una convocatoria que hacen para unos talleres de teatro en la Corporación Pueblos. Con el tiempo le tomé aprecio a la labor teatral y al entrar a la universidad, aunque me interesaba bastante el teatro, la verdad es que me di cuenta que Ibagué cuenta con una gran falencia al no contar con una facultad de artes como tal. Está la facultad de Ciencias Humanas y Artes claro, pero estamos hablando de una facultad que sólo cuenta con un programa específico, que es Artes Plásticas y Visuales, pero no hay ningún alma mater pública o privada en la ciudad que cuente con programas como danza contemporánea, artes escénicas e inclusive música, lo que se denomina una facultad de artes compuesta en su totalidad. Por eso y porque además desde el colegio también me había llamado mucho la atención la parte de la Comunicación y Periodismo, opté por esa carrera, aun cuando al entrar a la misma, se tiene una percepción que cambia totalmente cuando uno está a punto de terminar. Aun así, siempre he buscado proyectos para involucrarme, que estén enfocados a la Comunicación Social para el desarrollo, ya que siempre he hallado una gran relación entre la comunicación y el teatro; porque para mí, el teatro es un medio para expresar y comunicar a las personas”.
Respecto a eso, Teniendo en cuenta que desde el colegio le llamaban la atención tanto las artes escénicas como la comunicación, ¿que lo hizo inclinarse por esta última?
“Siempre me han gustado estas 2 disciplinas, desde el colegio me di cuenta del poder que tiene la información, y el papel que ésta juega en nuestra sociedad, así mismo, el poder que tiene el arte para transformar vidas, de comunicar y llevar mensajes a personas y grupos enteros. Entendí que una persona cuando ve cine, escucha música, va al teatro o a un museo, es más receptiva a lo que consume, porque esa persona no va en búsqueda de información, quiere es entretenerse, pasar un rato agradable, y es allí donde el arte toma fuerza, porque el artista de manera implícita o explícita te está dando información, y tu disfrutas de lo que estás viendo y escuchando, por más de lo que te muestren sea terrible. Esto me lo enseñó Jaime Garzón, para mí él hacia teatro y periodismo, porque creó múltiples personajes, y por medio de ellos nos contaba la dura realidad de nuestro país, su éxito se basó en que antes de indignarnos, nos entretenía, hacía reír, y a todos nos gusta reír.
Por todo esto, es que para mí la comunicación y las artes tienen una relación muy estrecha, a modo personal estas dos disciplinas son una sola.
¿Específicamente cuáles son las falencias de nuestra ciudad en cuanto al arte?
“Hay muchas falencias; pero en el área logística específicamente, sólo contamos con un teatro, que es el Teatro Tolima, el cual es demasiado grande para algunas presentaciones independientes de teatro, de modo que es muy difícil llenarlo. Diferente es en el caso de otras ciudades como Cali, Bogotá, Medellín y Manizales, que aparte de tener sus grandes teatros, cuentan con salas más pequeñas, más íntimas y accesibles para determinados proyectos o grupos teatrales. Hay que reconocer que el Teatro Tolima lo prestan cuando es solicitado, pero este espacio necesita ingresos para su sostenimiento, y esto se los da eventos comerciales como conciertos, Stand up Comedy, etc. Un solo teatro no es suficiente para toda la oferta que puede tener una ciudad como Ibagué. Los escenarios restantes de la ciudad no cuentan con la apropiada iluminación, piso y sonido para llevar a cabo unas presentaciones aceptables de teatro. Por otro lado, hay algunas organizaciones de teatro que han dado pelea para crear sus propios espacios; pero la verdad es difícil, ya que no hay una industria que gire alrededor de la cultura en Ibagué, que garantice el funcionamiento y mantenimiento por entes oficiales o privados para el sostenimiento de estos espacios necesarios para las compañías de teatro o de cualquier arte en nuestra ciudad”.
¿Qué es Señando en Tablas?
“Es un proceso de formación en artes escénicas con la población sorda ibaguereña, en el cual contamos con el apoyo de la Asociación de Sordos del Tolima – Asortol. Con este proyecto queremos brindar no sólo una democratización del arte para la comunidad sorda, sino que los sordos puedan ver el arte escénico como un proyecto de vida. El sistema educativo para esta población es deficiente, a nivel universitario el tema es realmente preocupante, esto hace que en la vida laboral no haya muchas opciones, viéndose obligados a ejercer oficios más que profesiones, por lo tanto, buscamos que estos chicos con los cuales venimos trabajando, en un futuro tengan verdaderas oportunidades de ingresar a la educación superior. Por ahora estamos generando un proceso de reconocimiento del ser sordo, por medio de las funciones, ya que utilizamos técnica gestual, lo que hace que tanto sordos como oyentes puedan ver nuestras obras.
Nuestro trabajo ha hecho que obtengamos algunos logros tanto a nivel municipal como a nivel nacional, por ejemplo, hace poco el Ministerio de Cultura dentro de su portafolio de Estímulos, nos premió como el mejor proyecto de teatro incluyente a nivel nacional del presente año, algo que nos llena de orgullo y nos da fuerza para seguir trabajando.”
¿Cuál considera, ha sido el mayor reto en su trayectoria trabajando con el teatro inclusivo para personas con discapacidad auditiva?
“Uno de los mayores retos, obedece a una cuestión de recursos; llevamos trabajando desde hace 5 años y en ocasiones hemos tenido que parar hasta seis meses, debido a la falta de recursos. Entonces debemos empezar por entender que el trabajo social no debe ser tomado como gratuito; las personas que trabajan socialmente con comunidades también merecen un salario y las prestaciones que esto conlleva, inclusive en el arte, hay que entender que hay gastos como el pago de personal, los transportes y viáticos que por obvias razones no se les puede pedir a los integrantes del grupo. Con la compañía hemos realizado viajes a Bogotá y Manizales con todo pago y la dinámica es que los muchachos no deban poner absolutamente nada, pues basta con la disposición para ir a aprender. Entonces eso hace que se hable de una gran suma de dinero para poder funcionar y en ocasiones, es eso lo que nos hace decaer un poco, de modo que buscamos una estabilidad económica que nos dé el poder de trabajar continuamente todos los meses del año”.
Describa su trabajo en una palabra.
“Pasión”.
¿Cuáles son sus expectativas para el 2017?
“Pese a que ya nos hemos ido a presentar a ciudades como Bogotá y Manizales, en el 2017 esperamos hacer una gira con el grupo de presentaciones en los 5 municipios del Tolima con mayor índice de comunidad sorda, donde, por no ser capital, la situación para las personas de esta comunidad es todavía más complicada. Por eso queremos llegar a todos los municipios del departamento y hacerles saber que no están solos. Otra cosa que queremos lograr tiene que ver con la Universidad Pedagógica Nacional, ya que son los más avanzados en educación incluyente en Colombia con población sorda; ellos manejan un programa llamado ‘Manos y pensamientos’, con varios docentes de educación especial y queremos programar un encuentro con todos estos grupos que están trabajando en el arte y la comunidad sorda, lo cual es una gran oportunidad de seguir avanzando en este proceso”.
“Con este proyecto queremos brindar no sólo una democratización del arte para la comunidad sorda, sino que los sordos puedan ver el arte escénico como un proyecto de vida”
“Debemos empezar por entender que el trabajo social no debe ser tomado como gratuito; las personas que trabajan socialmente con comunidades también merecen un salario y las prestaciones que esto conlleva”.
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