En algún momento de nuestra vida, sin importar la edad, profesión o cargo, a todos nos ha ocurrido que nos de pereza hacer cosas que sabemos que son importantes y hasta urgentes. Si nos ponemos un espejito al frente… tendremos que reconocer, que en ocasiones caemos en la Procrastinación. Alteramos las prioridades, aplazamos hacer lo que sabemos que tenemos que hacer “si ó si” y después estamos sufriendo y corriendo para cumplir con nosotros mismos y con las responsabilidades que tenemos.
Desafortunadamente para muchas personas Procrastinar (del lat. procrastinare que significa diferir o aplazar), se vuelve un mal hábito y parte del estilo de vida, lo cual es poco saludable y hay que combatir. Procrastinar es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar, reemplazándola por otras actividades que resultan más gratificantes pero que son irrelevantes. Las personas procrastinan de diferentes formas, algunas llegando al extremo de hacerse adictas o dependientes de esas otras actividades externas, como, por ejemplo, la televisión, el internet, las redes sociales, el teléfono celular, los video juegos, ir de comprar o comer en exceso. Por este motivo, la procrastinación llega a asociarse con un trastorno del comportamiento en el cual el sujeto relaciona en su mente aquello que debe hacer, con dolor, cambio, incomodidad o estrés. Al procrastinar, lo que hacemos es posponer las cosas para un futuro indefinido e idealizado, en el cual creemos que tendremos el tiempo suficiente para realizar aquel asunto pendiente de la manera en que queremos. Procrastinamos por diversos motivos: por estrés, ansiedad, perfeccionismo, miedo al fracaso, impaciencia o por sentirnos saturados de responsabilidades. Todos procrastinamos en cierta medida: el estudiante que hace su trabajo a última hora, el individuo que deja la entrega de formularios y papeleos para el último día, la persona que posterga una decisión hasta que no tiene más alternativas, etc. Sin embargo, lo importante es reflexionar hasta qué punto estamos priorizando nuestros deberes de manera adecuada, vigilando no descuidar lo importante por lo urgente. La procrastinación es un enemigo de la productividad e impide aprovechar todo el potencial que se tiene.
Existen 3 principales razones por las cuales tenemos el hábito de posponer:
1) Queremos una recompensa instantánea y procrastinando no tendremos una consecuencia negativa inmediata (aunque vamos a pagar por ello más tarde) en el momento todo estará bien.
2) Sobre estimamos nuestra productividad futura pensando que está bien posponer las cosas porque vamos a hacerlo más tarde, sin ninguna excusa. Creemos ciegamente que el momento perfecto será después no ahora. Pero cuando llega ese futuro seguimos sin poder acabar, o peor aún sin lograr empezar.
3) Tememos miedo y este es el motivo más oculto de todos. El miedo nos paraliza y nos hace procrastinar una tarea o actividad importante, haciendo algo sencillo y seguro en su lugar. Cuando se Procrastina lo primero que se siente es ansiedad o incomodidad frente a esa actividad “que hay que hacer”; es entonces cuando el cerebro busca aliviar esa sensación con alguna otra tarea. Por eso, la persona se vuelve muy productiva en otras actividades (que no son prioridad en ese momento). Posteriormente el cerebro almacena esa actividad “que hay que hacer”, como dolorosa y busca más distracciones o alguna razón lógica que explique porque se pospuso. Aparecen en ese momento todas las excusas reconfortantes: “mañana será otro día”, “era muy importante contestar este correo ahora”, “la reunión era inevitable”, etc., etc. Finalmente, cuando se vuelve a recordar esa tarea pendiente que se procrastinó, se siente culpa o remordimiento y se vuelve al punto de partida. Es aquí donde cobra tanto valor la frase de que “No existe mayor satisfacción que la del deber cumplido”. Justo en el momento que se ha realizado una tarea pendiente, se empieza a disfrutar el verdadero descanso; antes, mientras se procrastinaba, hasta la mejor fiesta o diversión estaba cargada de culpa y ansiedad. De hecho, la disciplina se convierte en una herramienta fundamental para vencer las distracciones y terminar de forma efectiva (sin procrastinar) todo lo que se empieza.
La confianza en que no necesitamos tanto tiempo como el que nos ofrecen para realizar una tarea, el simple hecho de esperar un momento de inspiración para emprenderla o apenas la falta de voluntad para comenzar una nueva tarea cuando todavía no se ha terminado la anterior, lleva a gerentes, estudiantes y trabajadores a postergar. Como resultado de esta acción a medida que la fecha de entrega se acerca comienza a crecer en la persona en cuestión, un sentimiento de frustración. La idea de que con más tiempo la tarea podría haberse organizado mejor es habitual en estos casos. Esta práctica genera trabajos en condiciones ampliamente mejorables, tareas mal realizadas y trabajadores estresados sin ninguna necesidad. Por lo tanto, debe ser desterrada de la vida de Jefes, profesionales y estudiantes cuanto antes.
Por todas las razones anteriormente expuestas, quise dedicar estas líneas a los PROCASTINADORES para que pongan en práctica las claves que le permitirán dejar de Procrastinar. 1) Piense en las consecuencias. Ser consciente de lo que pasa cuando se deja todo para último momento le ayudará a dejar de hacerlo. La posibilidad de perder un examen, reprobar una materia, disgustar a su jefe o hacer que su empresa pierda un cliente debería ser fundamento suficiente para que realmente aproveche todo el tiempo que tiene en realizar sus tareas de la mejor forma posible. 2) Crea que puede empezar ahora mismo. Creer en sus propias capacidades es vital para que encare las tareas apenas las recibe en lugar de archivarlas por un tiempo. Debe pensar que cuanto más demore en iniciarlas peor se sentirá tanto ante sus compañeros como ante sus superiores o colaboradores. Si usted no cree en sus capacidades ellos tampoco lo harán. 3) Descubra lo que lo retrasa. Es una buena idea preguntarse qué es lo que lo está retrasando para que decida no iniciar la acción que le solicitan. Reconocer por qué se demora podrá ayudarle a cambiar este hábito. 4) Una lo que no le gusta con lo que sí ¿No le agrada la idea de comenzar esta tarea? Puede iniciarla acompañada de algo que le gusta, por ejemplo escuchar música o tomar un café. También puede generar un ambiente que le resulte agradable para que la sensación de estar haciendo algo que no le agrada del todo disminuya y pueda centrarse en completar su tarea. 5) Minimice el problema. Si le parece que se enfrenta a una tarea demasiado compleja le costará más iniciarla, por eso, es necesario minimizar el problema. Con esto no quiero decir que deba subestimarlo, sino tomarlo por lo que es: una tarea que le asignaron porque creen que es capaz de cumplirla, entonces, debe iniciar cuanto antes sus actividades para demostrar que puede hacerlo. Además, tómelo con calma realizará cada cosa como vaya llegando, no piense en tener listo también lo del mes entrante.
Recuerde la sabia frase de las abuelas “cada día trae su afán” si piensa que el problema es tan grande que deberá resolverlo todo hoy, seguramente se paralizará del miedo y empezará a Procrastinar.
Por último algunos TIPS que le ayudarán a dejar el pésimo hábito de Procrastinar:
Si está planificando una acción que se puede hacer en menos de dos minutos, no la planifique, hágala. Incluso puede extender ese tiempo a 5 o 10 minutos
Dé un pequeño primer paso. Si teme a una tarea por el motivo que sea, plantéese trabajar solo 5 minutos y dejarlo. Luego, cuando empieza a trabajar, el miedo se desvanece y coge impulso para continuar y terminar el trabajo. Al dar el primer paso, vence esa resistencia y empieza a ver de otra manera cosas que antes le parecían imposibles. Deje de pensar y hágalo.
Aprenda a decir no. Apuesto a que muchas de las tareas que pospone son compromisos que se ha buscado por no saber decir que no.
Gestione su energía, no su tiempo. Es importante que trabaje en sus mejores momentos. Si está agotado o de mal humor, sus probabilidades de procrastinar aumentan considerablemente. Para tener una mejor actitud, descanse lo suficiente, controle su nutrición y haga ejercicio.
Divida el trabajo en tareas pequeñas y concretas. Un proyecto grande y complejo puede resultar abrumador. Al dividirlo en pequeñas tareas consigue ver claro el camino y la resistencia a enfrentarse a él disminuye.
Establezca una recompensa para cuando termine esa tarea que se resiste. Motívese pensando en lo que hará después de hacerla, algo que realmente le apetezca, lo relaje y no suponga ningún esfuerzo.
Evite las distracciones. Cuantas más tentaciones tenga para hacer otra cosa en vez de lo que tiene que hacer, más fácil será procrastinar. Mantenga el celular, las notificaciones y el acceso a internet y el t.v. desconectados cuando se disponga a afrontar tareas que necesita realizar ahora, no después.
Hoy es el momento de dejar de PROCRASTINAR, no existe ninguna fuerza externa que se lo impida. Nadie nos garantiza un después, solo tenemos un ahora. No tenemos control sobre el pasado ni lo podemos cambiar, solo somos dueños del presente y si lo vivimos como se debe, tendremos un buen pronóstico para el futuro.
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