Ibagué mantiene la ilusión de contar con un verdadero Centro de Convenciones que permita la realización de eventos a todos los niveles. En el asunto, la entidad más interesada por obvias razones, ha sido la Cámara de Comercio que desde comienzos de los 90 hizo su primer intento con Fexpo, con un lote en Picaleña donde hoy funciona el Centro de Industria y Construcción del Sena. Intento fallido con pérdidas millonarias.
En Mayo de 2010 en la Presidencia Ejecutiva de Guillermo Espinosa y con los estudios adelantados por la Sociedad de Arquitectos, la prensa nacional y local, registró con gran alborozo la materialización de un proyecto para la construcción del Centro de Convenciones en Ibagué, donde supuestamente el gobierno nacional con una inversión proyectada de 30 mil millones, “pondría sobre la mesa el 70% del valor total del proyecto, y el 30% restante irían por cuenta de la Cámara de Comercio, la Gobernación, la Alcaldía y gremios del departamento”. En ese momento, aseguro el señor Espinosa que la entidad tenía un compromiso de 800 millones, pero le apostaba a sumar 2 mil millones sumando el aporte de los demás gremios.
“Es un proyecto que avanza, y se ha convertido en un ejemplo de lo que se debe hacer en el largo plazo; aquí lo importante es tomar las ideas, materializarlas en proyectos y estos, hacerlos realidad”, afirmó Espinosa. Lo anterior traería grandes cambios para hoteleros, dueños de restaurantes, bares, almacenes, sector transporte, porque verían aumentar sus ingresos económicos por los recursos que dejaría ésta obra, como motor de desarrollo.
El 14 de Marzo de 2013, vuelve y juega un gran anuncio de los medios de comunicación: “Centro de Convenciones de Ibagué, será una realidad”. Para esa fecha vino la Viceministra de Turismo Tatyana Orozco, recorrió el predio donde se construiría el Centro de Convenciones, reiteró el compromiso del Gobierno Nacional para sacar adelante este proyecto, con un aporte de 680 millones, se conoció que la donación de la Cámara con la compra del lote por el sector de Picaleña que alcanzaba los 400 millones y los 110 millones aportados por la Gobernación y la Alcaldía, para un total de $ 1.190 millones de la primera fase.
En esa presentación oficial el proyecto se dijo que un estudio de mercado era clave para el desarrollo de las obras y de la iniciativa en general. “Con los resultados se determinará el tamaño y la capacidad del edificio; la siguiente fase es la consecución de recursos del orden nacional a través de regalías del Ministerio para desarrollar la segunda fase, que es la construcción del edificio. Digamos que la proyección está dada más o menos para 2 años o 2 años y medio, para la construcción en definitiva del Centro y entregarle a la ciudad y el Departamento la obra totalmente terminada”, afirmó Sandra Ligia Pinzón, Presidenta Ejecutiva de la época.
Han pasado 5 años y la ciudad no volvió a saber qué pasó realmente con el proyecto. Para nadie es un secreto que el interés y la voluntad política del Alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo en el proyecto es nulo, pues le ha puesto trabas y condicionamientos al lugar inicialmente proyectado. Pero también hay rezago en la Cámara de Comercio, porque la gestión para sacar adelante no es decisión solamente de la Alcaldía. ¿Existieron realmente los diseños de lo que sería el proyecto? ¿Cuáles fueron las gestiones con la realidad del proyecto ante el alto gobierno? ¿Hubo trabajo en equipo con los gremios de la ciudad? ¿Si el alcalde no ha mostrado interés, el gobernador tampoco? ¿Puede la entidad destinar recursos para grandes proyectos sin que exista el seguimiento de rigor? Muchos interrogantes al respecto.
En estos momentos la Cámara de Comercio después de una invitación a sus afiliados, está recibiendo lo que serían las propuestas para la construcción de una nueva sede, pensando en mejorar la prestación de sus servicios, porque las instalaciones del edificio en la calle 10 y el Centro Empresarial Acqua, al parecer son insuficientes.
Interesante saber qué pasaría si la entidad cameral circulara en su periódico interno una Consulta entre sus afiliados y comunidad empresarial para orientar a sus directivos, y saber a qué deberían dar prelación, si a la construcción de otra sede para la entidad que sea más moderna, elegante, cómoda, multifuncional por otros 20 años o que la Cámara de Comercio como gremio de gremios, con su especial capacidad de gestión y liderazgo, abandere de verdad la construcción del Centro de Convenciones que se está anunciando desde hace 25 años.
Muy seguramente la comunidad empresarial se inclinaría por un Centro de Convenciones, pensando en ciudad, contrario a la decisión de sus directivos, que están focalizados y mentalizados con la entidad. En este caso la visión de ciudad es fundamental, de lo contrario seguiremos paralizados en el cacareado desarrollo regional que se volvió un cuento chino.
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