JUAN ERNESTO SÁNCHEZ BARRETO
Líder Gremial e Inmobiliario
Con 25 años de vida, el modelo de salud colombiano sigue sin despegar y su solución no es simplemente acabar con unas cuantas EPS, pues el problema no son las empresas, si no las brechas que se establecieron entre el presupuesto de salud asignado y conformado para la población de cada una de las EPS avaladas y el direccionamiento de dichos recursos por sus representantes y cada uno de los que de alguna manera intervienen en los modelos de atención, proveedores de insumos, medicamentos, inversión a infraestructura, dotaciones y demás, así como los precios y tarifas de negociación que elevan los costos de la salud en nuestro país.
El sistema de salud en Colombia lleva varias décadas en crisis, varios intentos para ponerle orden no han dado resultado, los últimos episodios evidentes de corrupción, hacen que el país entero esté hastiado de que se le vulnere este derecho constitucional fundamental a todos los colombianos y reine la incredulidad.
A pesar de la existencia de la ley 100 y sus ampliaciones y nivelaciones en coberturas derechos los verdaderos problemas del sector son la falta de aseguramiento en la protección de la salud de las familias colombianas en todo el territorio nacional; todavía en este siglo moderno no contamos con el acceso en salud en muchos territorios del país, carecemos de instituciones en ciertas regiones y buena parte de las subespecialidades y la tecnología están centradas en las grandes ciudades, haciendo que varias regiones carezcan de infraestructura básica, personal médico asistencial, elementos e insumos necesarios para atención básica y de urgencias.
El sistema está gravemente desfinanciado, el Gobierno cuenta solamente con $32.3 billones para financiar la salud; $753.000 por colombiano al año en un país donde no hay cultura de la prevención y por el contrario la población está desatendida, o en un alto desarrollo de las enfermedades de alto costo y crónicas epidemiológicamente hablando, con malas prácticas de cuidado, alimentación y carencias en la gestión de prevención, desde la ejecución de los programas de salud pública.
En Ibagué estamos viviendo la sumatoria de todos los problemas no solo de corrupción, si no de la deficiencia de infraestructura, subespecialidades, alta población a seratendida y carente de coberturas, mala práctica en la gestión de prevención y una cultura poblacional equivoca a la hora de acceso a los servicios de salud desde la primera puerta de entrada, que son las urgencias. Todos culpamos a las EPS, la ley 100, los médicos, las empresas farmacéuticas, etc. la realidad es que todos tenemos un porcentaje de participación.
Debemos crear mecanismos de participación para que las entidades que hoy funcionan, sean apoyadas responsablemente por el ministerio y la supersalud para que la corrupción no permee a dichas entidades y que el presupuesto asignado para la salud del departamento sea aplicado a nuestra población de manera efectiva con modelos de atención con oportunidad y calidad.
Para Ibagué las actuaciones han sido importantes desde la concepción de la prevención y la asistencia del médico al paciente. La creación de las MIAS mplementada por la alcaldía municipal genera mayor cobertura y participación del servicio de salud a la población.
Es importante fomentar la cultura de la verdadera urgencia teniendo en cuenta que carecemos de infraestructura de la misma y el ingreso a está determinado por el concepto del triagge y la calidad de urgencia, además porque tenemos y contamos con buena puerta de entrada para consulta externa, prioritaria y no la usamos de manera indicada, aumentando el riesgo de contaminación o enfermedades mayores en un servicio de urgencias.
Fundamental es la elección de su EPS, sea en el régimen contributivo o subsidiado, conocer sus modelos de atención y de infraestructura, saber la solidez financiera con la que funciona y hacer uso de las vías de comunicación que generan, para la buena práctica de uso de sus servicios. La solución más simple parece ser acabar con las EPS, en donde es claro que el responsable de la salud sigue siendo el estado.
Entonces por qué no reorientar sobre el bien común los objetivos políticos y gremiales ?. Se debe anteponer en las agendas públicas los intereses generales y poblacionales, sobre los propios y particulares.
Desde esta columna invitamos a todos los ibaguereños a que construyamos conciencia en salud y la saquemos de cuidados intensivos haciendo uso de los servicios de manera adecuada en cada una de las puertas de entrada al servicio requerido. A participar de manera activa como ciudadano, al buen manejo de su EPS y apoyarse de manera correcta y justa al hacer valer sus derechos con las entidades reguladoras.
UN BENDECIDO AÑO 2019 A TODOS
NUESTROS LECTORES Y SUS FAMILIAS
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