Laura Inés Castro Cortés
Abogada – Gerente R.P.T S.A.
Realmente la ciudad no cuenta con la exigente infraestructura con la que están dotadas las grandes, medianas o pequeñas ciudades que tienen la preferencia y el imán encantador para hacer turismo de primera categoría.
Basta con mirar las los estudios, informes, cifras o reportes de las entidades que convocan y regulan el turismo, para descubrir que Ibagué no está en el ranking de las más visitada, la preferida o la más apta para turistear.
En reciente publicación nacional se anuncia a Colombia como destino turístico de fin de año y se hace una infografía de las principales ciudades del país que cuentan con parque de diversiones, ecoparques, parques naturales, ferias, plazas y parques. Entendiendo que las ciudades costeras mantienen especial tratamiento por los atractivos naturales de sus playas, acuarios, cuevas o cayos.
Todas las ciudades del mundo, tiene algún elemento de atracción para los turistas, bien sea la calidez de sus gentes, su ornato, su gastronomía, su clima entre otros, pero eso no es suficiente para ubicarla como las más visitadas.
Los eventos insignias de la ciudad: Festival Folclórico Colombiano y Festival de la Música, tienen poco registro a nivel nacional, no están incluidos en las rutas o eventos turísticos de las entidades del alto gobierno y se han convertido en lo más parecido a las fiestas patronales de un pueblo, en el que se involucra gran cantidad de propios y se complementa con un buen número de turistas, pero de ahí no pasan. Con el agravante del desinterés y despreocupación de las administraciones locales.
Convertir a una ciudad en destino turístico de preferencia es todo un reto. Lamentable es decirlo, y me pueden llover rayos y centellas, pero en los últimos 5 años, la ciudad ha perdido infraestructura, que de alguna manera complementaba su visual turístico, porque muchos de los demolidos escenarios deportivos, estaban a la orden de las familias que llegaban a Ibagué con planes de relax y deporte. Otra voz sería, si los tuviéramos full al disfrute de propios y visitantes.
El turismo en Ibagué es incipiente, a pesar de que los inversionistas en la infraestructura hotelera, siguen apostándole a una ciudad que mantiene intacto el reto de la competitividad y el emprendimiento.
Mientras tanto, debemos conformarnos con ese turismo de puerta cerrada, es decir el que viene al hotel con la familia, disfruta del sol, la piscina, la comida, los eventos, la excelente atención dentro del mismo, pero poco o nada recorre la ciudad, porque según ellos, no hay nada que ver fuera de él. Esa es la triste realidad.
Otra opción es el turismo está en las lazas de mercado, donde los turísticas disfrutan, en no muy religiosas condiciones higiénicas, de un recargado tamal con morro de lechona, avena, pandebonos o buñuelos. Parece mentira, pero las plazas de mercado, guardan un especial atractivo y preferencia para los turistas comelones y encaprichados con el mejor plato típico de Colombia, la lechona tolimense.
Ojalá los renovados dirigentes para la ciudad, en lo público y en lo privado, sean conscientes de la importancia de dotar a la ciudad de una infraestructura acorde a todos sus órdenes y presupuestos, y algún día Ibagué cuente con su centro de convenciones, museos, escenarios deportivos, calles y avenidas, alamedas, andenes decentes, ornato, como ciudad musical una concha acústica en permanente actividad artística y musical, un conservatorio de música y museo a la vez con horarios permanentes de atención al público. Capacitación y guías turísticos de verdad. Remozar e innovar en los eventos de tradición –Festival Folclórico y Festival de la Música-, generar o crear nuevos eventos.
Mientras tanto, tendremos turismo, pero no el de las grandes ligas, sino ese que da poco y para unos pocos.
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