El poder, ¿para qué? Darío Echandía
Esta célebre frase citada por el expresidente tolimense DARÍO ECHANDÍA en 1948 pasó a ser parte de nuestra historia patria, y aunque en su época fue dirigida al ámbito político, me parece tan oportuna formularla en este tiempo de pandemia, a raíz del covid 19.
Se dice que la información genera poder y este a su vez, riqueza. Pero, realmente en este tiempo, ¿Qué tan útil, ha sido el poder para cada uno de nosotros?, ¿Para qué lo queremos?.
Totalmente indefensos todos los seres humanos quedamos ante esta pandemia, ante este virus que no respeta clases sociales, edades, ni estatus. Hasta el más poderoso mortal, está a expensas de padecerlo. Un día abrimos los ojos y nada era igual; ni el trabajo, ni las actividades de esparcimiento, ni el factor económico, ni el entorno, ni las posibilidades. Muchas familias se fortalecieron, otras desafortunadamente no aguantaron el embate de la situación; gente por doquier sin trabajo aguantando necesidades, y muchos otros como siempre, aprovechando la situación para sacar provecho.
No sé qué situación ha tenido que vivir a cada uno de ustedes, pero lo cierto es que en el mejor de los casos así se tuviera trabajo, ingreso o renta, es imposible ser indolente ante tanto sufrimiento.
Y es ahí, donde cabe la pregunta hacia nuestros gobernantes, líderes de la iglesia, gremiales, empresarios, figuras públicas, a todo aquel influenciador o modelo a seguir por niños, jóvenes y adultos, y porque no, hacia cada uno de nosotros:
El poder, ¿para qué?, ¿Hemos sido responsables con este beneficio?.
Todos hablan de la reinvención, pero más allá que sea empresarial, esa renovación debería ser total; volver los ojos a DIOS, a la familia, tener una nueva percepción de la vida, valorar esos momentos que tanto hemos querido pasar de nuevo. Una vida donde el orden de las prioridades no sea el factor económico, ni sólo el aspecto físico del ser humano; que lo importante sea la capacidad de transformar, edificar, crear y dar paz, de ser justos, hacer el bien, ejemplarizar, de trascender y propiciar felicidad.
De lo contrario no veo, El poder ¿para qué?.
Totalmente bendecidos regresamos renovados, agradeciendo por tanto, por la familia, la salud, el trabajo, orando con devoción y sin desfallecer diariamente, para pedir la protección de ese ser supremo, que ha dejado totalmente pisoteada la soberbia de muchos que se han sentido inquebrantables, ante toda situación.
MARÍA EUGENIA GRIJALBA DELGADO Directora
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