Qué buena época para hablar de gratitud, al cierre de un año arduo para la mayoría de los habitantes del planeta pero en el que, a pesar de todas las dificultades y penurias, tenemos mucho que agradecer. Agradecer por la vida, por la salud, por la familia, por la fortaleza y por la resiliencia que nos ha permitido ponernos nuevamente de pie y seguir adelante. Qué poder maravilloso tiene la Gratitud…
La gratitud hace referencia a saber reconocer lo que los demás hacen por nosotros, además de agradecer lo que tenemos. Es la sensación de agradecimiento y alegría en repuesta a haber recibido algo de alguien, independientemente de si se trata de un regalo físico o tangible, o si se trata de un beneficio intangible, como por ejemplo sentirse afortunado por haber podido experimentar un determinado momento, por una situación vital presente o pasada, o por el simple hecho de estar vivo. La gratitud es un sentimiento, de modo que la meta última para practicarla es sentirla deliberadamente.
La gratitud es tremendamente poderosa, tanto a nivel emocional, como para vivir y sobrevivir en nuestro entorno a nivel relacional. Las personas gratas suelen ser personas bondadosas y sencillas que afrontan la vida con una actitud positiva desde el agradecimiento y la humildad, con gran capacidad de resiliencia.
Adicionalmente, la gratitud es una gran vacuna contra el pesimismo. Las personas agradecidas se focalizan, priorizan y se centran en lo que sí tienen y poseen, y no en lo que les hace falta.
Existen numerosos estudios e investigaciones científicas que coinciden en sus conclusiones: ser agradecido mejora la salud. Se ha comprobado que las personas que practican la gratitud tienen beneficios que van desde la resistencia emocional y la mejor salud física, hasta las ventajas profesionales y una mayor empatía. Existe evidencia científica que demuestra cómo expresar gratitud cambia literalmente la estructura molecular de nuestro cerebro, y es porque mantiene la materia gris en funcionamiento, convirtiéndonos en personas más saludables y más felices. Esto lo sabemos gracias al Centro de Investigación de Conciencia de la Atención Integral de la UCLA, que tras un estudio en esta materia concluyó que cuando nos sentimos felices, se desencadenan procesos bioquímicos que se refleja en nuestro sistema nervioso central, así, practicar la gratitud genera felicidad en los seres humanos. Otra investigación, llevada a cabo por un grupo de científicos chinos, que valoró la cantidad de agradecimiento que la gente muestra en su vida cotidiana, encontró que los niveles más altos de gratitud se asociaban a un mejor sueño, y también con escalas más bajas de ansiedad y depresión. Otra investigación realizada en la Universidad George Mason, con veteranos de la guerra de Vietnam, descubrió que las personas que experimentaban mayores niveles de gratitud también tenían menores niveles de estrés postraumático y mejor resiliencia.
Si a ud. le cuesta trabajo ser agradecido de manera habitual, aquí le propongo algunos ejercicios muy sencillos para empezar en el camino de la gratitud e ir cogiéndole práctica a esta fortaleza tan potente y beneficiosa.
- Dedique unos pocos minutos al final de cada día y piense o anote, las cosas por las que está agradecido ese día. Piense en las personas, los eventos o las experiencias que han tenido un impacto positivo en usted.
- Llame a alguien o envíele un correo electrónico simplemente para decir «gracias».
- Escriba notas de agradecimiento además de decir «gracias» cuando reciba regalos o favores.
- Agradezca diariamente a tres personas por alguna contribución realizada, así sea mínima: De las gracias si le han dejado pasar primero al abrir el ascensor, si va con bolsas y le ayudan a cargarlas, si un vehículo frena en un paso de cebra y le cede el paso amablemente o si un camarero lo saluda a diario con una sonrisa de oreja a oreja a primera hora de la mañana…
- Salga a dar un paseo de gratitud por el parque más cercano. Pero no será un paseo normal, será un paseo de gratitud. Tendrá que estar muy pendiente de los olores, de los sonidos, las sensaciones positivas que le lleguen cuando hagas el paseo y una vez en él de las gracias. ¿Por qué? por el calorcito del sol en su cara, por el leve sonido de los pájaros, por el olor a césped recién cortado…
- Cuando se sienta agobiado por su salud, dé las gracias por las capacidades que todavía tiene.
- Escriba una carta de gratitud a mano, a una persona importante para usted por algo que hizo en el pasado o por algo que está haciendo en la actualidad, o sólo por el simple hecho de tenerla en su vida, o alguien a quién en el pasado usted es consciente de que no le dio las gracias por algo, un amigo, un familiar, un compañero de trabajo, su jefe, su pareja…
Tómese su tiempo para redactar la carta. Exprésele todas las cualidades que le ve a esa persona y cómo y por qué ha impactado positivamente en su vida. Dígale cómo recuerda su acto de generosidad o de amabilidad que ahora le quiere agradecer. Con este ejercicio su nivel de gratitud se disparará cuando observe la reacción positiva de quien recibió la carta.
- El último ejercicio se llama el frasco de los momentos felices. Consiste en guardar en un frasco mediano de cristal transparente, pequeños objetos que le traigan recuerdos de buenos momentos que vaya viviendo durante todo un año. Puede introducir en el frasco por ejemplo: entradas de cine, entradas de teatro, la pulsera de un festival, el ticket de una gran comida o de una cena especial, la etiqueta de esa prenda que se compró o que le regalaron, un dibujo de su hijo o de su nieto, la envoltura de una chocolatina deliciosa… El objetivo es ir llenando el frasco y que a final del año reviva esos momentos, los recuerde y pueda agradecer haberlos vivido y sentido.
LA GRATITUD ES UNA DE LAS MUCHAS EMOCIONES POSITIVAS QUE SE PUEDEN SENTIR, APROVECHE SU PODER, SE SORPRENDERÁ DE LOS BENEFICIOS QUE EXPERIMENTARÁ.
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