El valor de la disciplina Por Gladys G. de Bothe Psicóloga Clínica 

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Por Editor Mundo Empresarial

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07.26.2022

Los psicólogos hemos estado durante años demasiado preocupados por el tema de la motivación, pendientes que la gente esté motivada para hacer algo (estudiar, trabajar, hacer ejercicio, etc.) y cuando en la pandemia la motivación se fue, quedamos paralizados… En ese momento nos empezamos a dar cuenta que las cosas no funcionan solo por motivación y que las personas con hábitos buenos siempre lo han sabido, porque finalmente la emoción y la acción siguen al pensamiento; somos lo que pensamos, que somos y lo que gracias al libre albedrío decidimos ser y hacer. Lo más increíble, es que todo esto está asociado a una palabra bastante impopular porque ha sido asociada a autoritarismo y a estructuras rígidas; esta palabra es nada más y nada menos que la DISCIPLINA. 

El propósito, entonces, es revalorar esta palabra y preguntarse qué tan disciplinados somos. Es cierto que en la vida hay que tener espacios de “no disciplina”, espacios de relajo, de disfrute y de salirnos de ciertos esquemas porque no podemos ser psicorígidos. Especialmente para quienes somos extremadamente autoexigentes en cumplir para el resto y para nosotros mismos, si no tuviéramos esos espacios, nos ahogaríamos. Sin embargo, surge la necesidad de concentrarnos en la disciplina para alcanzar las metas que nos propongamos. Incluso desde acciones domésticas y rutinarias como tender la cama en las mañanas al levantarnos, organizar la vivienda, hacer ejercicio regularmente, tener una alimentación saludable, anotar lo que hay que hacer en el día, no procrastinar, no postergar lo importante o no buscar excusas para no cumplir lo prometido. La clave está en EJECUTAR en el día cosas que nos hacen bien. Está comprobado que las personas disciplinadas tienen mayor grado de satisfacción consigo mismas que las no disciplinadas, son más exitosas y tienen mayor autoestima. Esto es porque las personas no somos lo que hacemos “de vez en cuando”; lo que nos define es lo que hacemos todo el tiempo. 

Ser disciplinado es ser organizado, no ser rígido. Ser disciplinado es una elección consciente y deliberada, que favorece el logro de los objetivos y permite crear hábitos. Es tener carácter, orden y eficacia para realizar lo que nos proponemos y desempeñarlo lo mejor posible. La disciplina es una forma de crecer como ser humano. Permite adquirir habilidades para mejorar el entorno y es la clave para alcanzar todas nuestras metas. Las personas disciplinadas administran el tiempo, cumplen la palabra, son puntuales siempre y estrictas consigo mismas. Son responsables y positivas. Viven el presente.

Ser disciplinado convierte a la persona en un ejemplo a seguir, lo cual es altamente beneficioso para los hijos y los colaboradores. Adicionalmente, la autodisciplina favorece el control de los deseos y necesidades y hace que cada día se ejerza una influencia positiva sobre el entorno. Cuando se vive con disciplina se experimenta una mejor calidad de vida. 

En una oportunidad escuché decir a YOKO KENJI (un famoso y talentoso joven colombo-japonés), que no se lograba ser disciplinado de la noche a la mañana, porque la disciplina era el resultado de 3 factores: ORGANIZACIÓN, LIMPIEZA Y PUNTUALIDAD. Decía que el japonés, a diferencia del colombiano, era organizado porque siempre tenía un lugar para cada cosa y que por ejemplo nunca refundía las llaves porque tenía un lugar para las llaves y nunca las ponía en un sitio diferente y ese mismo principio lo aplicaba a todo lo que en su vida exigía un lugar. Para él limpieza es eliminar cosas que no se están utilizando: por ejemplo, si en su armario tiene prendas o zapatos que no usa hace muchos meses debe eliminarlas, igual tendría que hacerlo con los objetos acumulados en cada mueble de su casa u oficina. Los “cuartos de sanalejo”, dice Yokoi, son la prueba de que no eliminamos cosas, esos son los cuartos de “uno nunca sabe cuándo se necesitará” (medio tarro de pintura que seguramente se secará “guárdelo, uno nunca sabe”…). No es la limpieza en el sentido de ser sucios, sino de no tener la disciplina de eliminar lo que no se necesita. Se logra ser disciplinado también con puntualidad. Y los colombianos tenemos problemas con este factor. Decimos cosas como “ya estoy llegando” y no hemos salido aun, o decimos “estoy en un minuto” y estamos a una hora de distancia. Es necesario ser puntual para lograr la disciplina. 

La Disciplina es la capacidad de actuar ordenada y perseverantemente para conseguir cualquier meta que nos hayamos propuesto. Es poner en práctica de una forma constante todo lo aprendido para alcanzar los objetivos propuestos para nuestra vida. Resulta indispensable tener o disponer de un orden personal que nos organice para alcanzarlo de un modo más concreto.

En medio de este mundo caótico en el que nos movemos, es importante hacer un alto y preguntarse cuán disciplinado se es y si es por indisciplina, por lo cual no se han logrado alcanzar las metas propuestas. 

Ser disciplinado es una decisión personal, dese espacios para la espontaneidad, pero, organice sus actividades para estructurar un mundo donde con disciplina logrará excelentes resultados en la vida.

El valor de la disciplina Por Gladys G. de Bothe Psicóloga Clínica

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