«La belleza del medioevo y la nueva era Suiza»
Europa sin lugar a dudas nos ha brindado algunos de los mejores destinos turísticos del planeta; ya sea por su arquitectura, sus bellas costas, sus cadenas montañosas o inclusive su vasta historia, este continente conocido como el ‘primer mundo’ ha sido el artífice de sitios de belleza sin igual y gran misterio. En esta edición de Destino de Moda, decidimos adentrarnos más allá de la nieve y los Alpes para conocer una verdadera joya del turismo internacional: la fantástica y brillante Lucerna.
Ubicada en la orilla occidental del Lago Cuatro Cantones (Vierwaldstättersee) o lago de Lucerna, es una de las imágenes icónicas de Suiza, gracias a su famoso puente de la Capilla (Kappellbrücke) que salva el Río Reuss y por donde los cisnes se dejan llevar grácilmente; Lucerna está en el centro del país y es la capital del cantón del mismo nombre, convirtiéndose así en centro cultural, político y de comunicaciones. En la ciudad viven alrededor de 80 mil personas y está a orillas de un hermoso lago, desde donde pueden apreciarse fácilmente los Alpes alrededor; esto, sumado a los bosques verdes subiendo por montañas coronadas de nieves perpetuas y lagos cristalinos en los que nadan elegantes cisnes, junto a una muy cuidada ciudad medieval, son los rasgos que otorgan el título a la ciudad mágica de Europa.
Cómo llegar a Lucerna
Llegar es fácil, puesto que Lucerna está bien comunicada debido a su naturaleza turística y, además, se la considera la puerta de salida a la zona central del país; el sistema ferroviario suizo es muy bueno, así que la mejor opción es llegar en tren. Lucerna está situada a una hora de Berna y a media hora de Zúrich, de modo que, una vez aterrice en el aeropuerto internacional de Zúrich, podrá escoger entre los trenes regulares que salen hacia estas y otras ciudades del país durante todo el día, todos los días. También se puede llegar en barco, pues está a orillas de un lago muy importante de Europa, así que los barcos y cruceros van y vienen todo el tiempo.
Qué hacer en Lucerna
Lucerna tiene museos y galerías de arte, sitios de interés histórico, monumentos, y brinda además la posibilidad de hacer deportes de montaña y acuáticos, paseos por los alrededores o excursiones en bicicleta. Hay muchos puentes históricos que vale la pena conocer: el Kapellbrücke es de los mejores con sus 204 metros de largo, todo de madera, construido originalmente en el siglo XIV. Es el puente cubierto más antiguo del continente y aunque la construcción actual data de los años 90, ya que se incendió, sigue siendo una maravillosa demostración de ingeniería medieval. Al lado está la Torre del Agua, fortificación del siglo XIII, y juntas componen la postal clásica de Lucerna.
El monumento al león moribundo
Mark Twain ya lo dejó claro cuando dijo que era “el trozo de roca más triste y conmovedor del mundo”. Un león de diez metros de longitud que yace moribundo sobre un escudo con el emblema de Luis XVI, el rey francés a quien fueron a proteger los soldados, a los que está dedicado el monumento durante la Revolución Francesa. Casi da la impresión de que el pequeño lago que separa la pared de piedra de los turistas está formado por las lágrimas que se derraman al ver el sufrimiento del animal; el rey de la selva desvalido y herido de muerte no puede ser más emotivo.
Centro de Convenciones y conciertos KKL
Si llega al centro de Lucerna en tren, al salir de la estación podrá contemplar el magnífico edificio del KKL Luzern, ubicado junto al lago. Diseñado por el famoso arquitecto Jean Nouvel es uno de los iconos culturales y arquitectónicos de la nueva Lucerna. Inicialmente estaba concebido para estar en medio del lago, pero los problemas de tráfico marítimo que ello originaría, motivó su ubicación junto a la orilla. Al caer la noche su espectacularidad aumenta exponencialmente y es digno de la mejor fotografía nocturna.
Hofkirche, la iglesia de San Leodegario
Levantada sobre una abadía posiblemente más antigua que la propia ciudad de Lucerna, se encuentra la iglesia de San Leodegario, Hofkirche. Para llegar hasta ella tendrá que subir los 45 peldaños que le acercan a Dios (como deja claro la inscripción del primero de los escalones). Blanca por fuera, con sus dos espigadas torres, y blanca por dentro, se trata de la iglesia más importante de la ciudad.
Lucerna para los más aventureros
Excursión al Monte Pilatus
Lucerna no necesita alicientes externos ajenos a la ciudad para ser una visita obligada, pero, aun así, tiene a muy pocos kilómetros del centro histórico algunas de las excursiones más famosas de Suiza. Y es que desde el embarcadero parten los barcos, algunos de vapor, en un viaje precioso por el lago hacia alguna de las montañas que caen en picado en el lago. Una de ella es el famoso monte Pilatus, famoso por ser el tren cremallera con la pendiente más salvaje del mundo, un 48% de desnivel máximo. Una vez en la estación superior a 2.132 metros, podrá deleitarse viendo cómo suben trabajosamente los trenes o mejor aún, disfrutar de las vistas 360º de los Alpes del Oberland bernés.
Gastronomía
Probar el reconocido ‘fondue’
Los quesos suizos tienen tanta fama como los franceses o los italianos y disfrutar de ellos fundidos, es un deporte nacional en el país. A pesar del nombre francés, la fondue es de origen suizo y no hay que dejar pasar la ocasión de disfrutar de tan contundente plato; esto, sumado al Festival de Lucerna, compuesto por conciertos de música clásica, en Pascuas, verano y noviembre, hacen de esta ciudad un verdadero destino de moda. El Festival Noche de Verano o Luzernfest, copa todas las orillas del lago y tiene fuegos artificiales que atraen gente de todo el país. Eso es en agosto. Y finalmente, para los amantes del blues en noviembre tiene lugar el Festival de Blues de Lucerna en el Grand Casino.
Así que ya lo sabe; aventúrese al otro lado del mundo y piérdase en la magia, historia y misterio de una de las ciudades más glamorosas del viejo continente.
Un post muy interesante. Gracias por la información. Un cordial saludo.
Gracias a ti por tu comentario. Saludos