Laura Inés Castro – Abogada
“El municipio de Ibagué en el año 2019 será una ciudad más amable para todos sus habitantes, con una Administración incluyente, comprometida con el desarrollo y bienestar integral de la ciudadanía, con amplia participación comunitaria, pionera en la exaltación del folclor y afianzada como territorio digital. Reconocida como una Ciudad Intermedia líder en la Región Centro de nuestro País, generando excelentes condiciones para la inversión foránea y con alto grado de compromiso por parte de sus instituciones Públicas y Privadas”.
Visión de ciudad para el mandato de Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez. 2016-2019
Ciudad más amable para todos sus habitantes: Los Ibaguereños son amables por naturaleza, pero lastimosamente la ciudad no lo es, porque no tiene armonizado su sistema de movilidad, para el desplazamiento rápido y seguro de todos los medios de transporte. Ese problema día por día va tomando dimensiones preocupantes, porque lejos de asumir las tendencias mundiales que buscan dar protagonismo al peatón y al ciclista, en nuestro medio se da prioridad a los vehículos.
La proliferación indiscriminada de vehículos –carros y motos- desbordaron hace rato la infraestructura vial, provocando el acelerado y permanente deterioro de las vías.
Ibagué no es amable porque el espacio público no se respeta, ni se hace respetar. A cualquiera que se le antoje salir a la calle con un producto o determinado artículo, puede pararse en una esquina a vender y no pasa nada. Y qué decir de los espontáneos artistas que se toman la carrera 3ª, con la disculpa de mostrar su talento mientras invaden el espacio público y contaminan auditivamente con su música, sin ningún control de volumen.
Igual ocurre con los establecimientos que para llamar la atención de los potenciales clientes, ubican sendos parlantes y un pregonero en la puerta del negocio, generando un caos total. Y eso no ocurre solamente en el centro; son hábitos y costumbres que se han vuelto permanentes en toda la ciudad. ¿Quién vigila y controla? Nadie.
Ni hablar de la pésima costumbre de los propietarios de vehículos que salen al trabajo con su vehículo y durante todo el día utilizan los andenes como parqueaderos, generando incomodidad a los peatones que no pueden circular libremente, vulnerando su derecho a la movilidad.
La inseguridad que se vive en cualquier lugar de la ciudad, ya no sorprende. Ibagué crece poblacionalmente y nadie puede desconocer que parte de ese crecimiento, se debe a las personas que llegan de otros municipios o ciudades y no propiamente a montar empresa o a generar progreso. La inseguridad eclipsa la amabilidad. Este fenómeno fomenta la informalidad laboral y comercial.
Administración incluyente: No puede excluir de su gestión a las fuerzas vivas de la ciudad, como los gremios económicos, los medios de comunicación y otros actores fundamentales, para alcanzar la visión.
Pionera en la exaltación del Folclor: En esta administración que termina en 18 meses, el folclor no fue el protagonista por excelencia, tanto así que las festividades han estado en peligro de no realizarse, hecho que trunca el anhelo de trascender como capital musical de Colombia.
Así las cosas se puede avizorar que este mandato terminará con parte del sueño o ideal de ciudad truncado.
El sueño de transformar ciudad es un trabajo propositivo y exigente entre las fuerzas vivas, la clase política y todos los sectores vitales. Querer y anhelar un lugar donde se respete el derecho de los peatones a transitar libremente por los andenes, contar con vías en excelente estado, con escenarios deportivos acorde a las necesidades de las personas mayores, los jóvenes y los niños y niñas y un medio ambiente sano, como una forma de generar calidad de vida.
Por estos días se anuncian reuniones de líderes políticos que estarían interesados en aspirar a la alcaldía para el período 2020-2023, momento propicio para reflexionar que Ibagué en los últimos 20 años ha tenido administraciones normalitas ahogadas en el día a día, sin romper esquemas en innovación o propiciando transformación con mega obras o decisiones de alto impacto. Mandatos que han terminado en su mayoría con más pena que gloria, especialmente el de Luís H. Rodríguez, hoy tras las rejas al igual que sus secuaces.
Ojalá en la memoria de todos los ibaguereños se mantenga vivo el sueño para que Ibagué se convierta en una ciudad educada, segura, amable, saludable, transitable, deportiva y ecológica. Por ahora esperar que nos llegue la hora y aparezca el visionario (a) que se le mida al reto, de lo contrario, seguiremos en las mismas y con los mismos.
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